domingo, 11 de mayo de 2008

7 de Mayo de 1658

Miró a su alrededor. Posiblemente la sala mejor iluminada de toda la facultad, sin duda el lugar más frio en el que había estado nunca. El predominante color gris contribuía a ello, pero debían ser los gruesos y altos muros o el silencio aplastante de sus habitantes lo que conseguía atenuar, a través de las verjas, el radiante sol que brillaba fuera.

La voz del decano le arrancó de estos pensamientos y todavía un poco sobresaltado, miró su mano, suspiró hondo y centró su mirada en el cadáver que yacía sobre la mesa de mármol que tenía delante: mujer, unos... 30 años, la habían rapado el pelo pero aún la belleza descansaba sobre sus rasgos, no había señal física que evidenciase la causa de su muerte, tampoco su profesión aunque esta última era clara, pues de ningún otro modo estaría esa mujer allí.

Hizo un esfuerzo por concentrarse en lo que tenía que hacer y fijó su vista en un punto, hacia ese blanco trató de dirigir el bisturí pero su mano comenzó a temblar descontroladamente. La retiró en el acto. Hizo un nuevo intento, pero con igual resultado.
Tras un largo suspiro, miró al techo, tomó aire, cerró los ojos y al abrirlos de nuevo, retomó el movimiento. Su mano aún temblaba pero esta vez no interrumpió el trayecto hasta que la punta del bisturí se posó suavemente sobre la piel. El contacto con la superficie del cuerpo enmascaraba el temblor, aportaba firmeza, facilitaba el pulso. Justo antes de continuar, miró de nuevo el rostro de la mujer como pidiéndola permiso o perdón, y entonces, realizó la incisión. Le sorprendió la textura del tejido que se oponía al corte, mucho más frio y terso de lo que había imaginado, resbaladizo en superficie, fácil de rasgar en línea recta si se profundizaba un poco más.

Salvino Sierra, ilustre decano de la facultad de Medicina en aquel entonces, se acercó a inspeccionar su trabajo.

- ¿Qué tal vamos Señor Herrera? -dijo mientras apoyaba una mano en su hombro- Primera disección, ¿no es cierto?

- Así es, Señor -respondió acompañando un tímido asentimiento.

- Ánimo muchacho, ya has pasado lo más difícil.

3 comentarios:

rebe dijo...

Bueno, falta la Segunda Parte... q intentaré subir antes de hacerme vieja :$

Guille dijo...

siii x dios, segunda parteeeeeeee

q no puedes hacer esto, meternos en una historia taaaaanto, y dejarla inconclusa :(

aunque sepas q me da mucha cosa esa sala d diseccion... la consigues describir genial, y las sensaciones... brrrrff!!!

aunque bueno, se q tu eres mucho mas sanguinaria y en tu primera diseccion fuiste directa a clavar el bisturi ¬¬ ;) :P xD

Piscolabis dijo...

Increíble descripción. Yo estaba allí, le he visto temblar el pulso y he notado con la piel se rasgaba bajo el trazo nervioso.

Fantástico.

Y por supuesto, ansiosa ante la continuación.