lunes, 21 de abril de 2008

Te quiero

Recuerdo la primera vez que lo dije. ¿Dije? No. Mas bien... se me escapó.
Ni siquiera iba dirigido a ti, estrictamente sólo fue un pensamiento en voz alta. Una revelación de esas que no puedes contener dentro, mezcla de sorpresa e incredulidad.
Una evidencia, un sentimiento palpable a pesar de mis esfuerzos, de todas las razones y argumentos con los que había tratado de borrarlo, de relegarlo a lo más profundo... no puede ser! - me dije a mi misma, pero ahí había resurgido. ¿Resurgido? No. En el fondo sabía que siempre había estado ahí.

Tan pronto como oí a mi voz pronunciarlo me arrepentí de ello. Te había puesto en bandeja la ventaja que juré no concederte nunca. Y mientras uno de mis hemisferios recriminaba al otro su torpeza, tu debiste decir algo bonito. Realmente la ardiente batalla que se libraba en mi cabeza no me dejó entender lo que susurraste pero no era momento de pedir una repetición, así que me limité a sonreir y ahora con una doble vergüenza, bajé la cabeza.

De pronto noté que tu mano había abandonado mi cintura y que suavemente levantaba mi barbilla, fue entonces cuando tus labios confirmaron lo que decían tus ojos.
Y entonces sonreí de nuevo, esta vez feliz o estúpida o estúpidamente feliz. ¿Feliz? Sí, esta vez podía ser diferente.

lunes, 14 de abril de 2008

Alberti

Hubiérais visto llorar sangre a las yedras cuando el agua más triste se pasó toda una noche velando a un yelmo ya sin alma, a un yelmo moribundo sobre una rosa nacida en el vaho que duerme los espejos de los castillos a esa hora en que los nardos más secos se acuerdan de su vida al ver que las violetas difuntas abandonan sus cajas y los laúdes se ahogan por arrullarse a sí mismos.
Es verdad que los fosos inventaron el sueño y los fantasmas.
Yo no sé lo que mira en las almenas esa inmóvil armadura vacía.
¿Cómo hay luces que decretan tan pronto la agonía de las espadas si piensan en que un lirio es vigilado por hojas que duran mucho más tiempo?
Vivir poco y llorando es el sino de la nieve que equivoca su ruta.

martes, 1 de abril de 2008

Destello

Duró sólo un instante, imperceptible para todos aquellos que no saben mirar o que no esperaban ver.

Duró sólo un instante, pero sin lugar a dudas ese resplandor volvió a cruzar sus ojos, como todo relámpago que precede a la tormenta.

Duró sólo un instante, había resurgido ese brillo, tan nítido como en sus mejores tiempos, cargado a partes iguales de genialidad y locura, imposible predecir hacia que lado se inclinaría la balanza en esta ocasión.

Duró sólo un instante, esa fue la última vez que lo vio.


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