- Buenos días, soy el doctor Javier Espinoso. Usted es Pedro, ¿verdad? -el paciente asiente con la cabeza- bien, -prosigue el doctor- veo que pidió el traslado desde otra consulta, ¿tuvo algún problema con el médico anterior?
- No directamente, pero desde que fuí a ese médico empezaron todas mis desgracias y soy algo supersticioso... quería acabar con la mala racha. En la consulta... me acabó recetando unas pastillas pero ahora mismo creo que necesito algo más fuerte.
- Bien Pedro, ¿desea hablarme de esas desgracias? tómese el tiempo que necesite o si prefiere empezar contándome otra cosa... lo que usted prefiera.
- Se lo contaré -repuso tras una breve reflexión- creo que me vendrá bien desahogarme. Verá, hace poco falleció mi gran amigo Juan, el único amigo de verdad que tenía. Debió ser un accidente, todo muy repentino y sin previo aviso. Y para mí, doctor... Juan era como un hermano, hemos estado siempre juntos desde niños, era a él a quien contaba todos mis problemas, siempre estaba ahí para lo que necesitara, siempre encontraba una solución para todo... y ahora que se ha ido, me siento muy solo, perdido e inseguro, no veo ninguna salida, nada me motiva, he perdido el apetito... no sé si puedo seguir...
- Mi más sentido pésame, pero lo tiene muy reciente y es normal todo lo que me cuenta, tiene que pasar este duelo hasta que consiga asimilarlo, es el proceso natural. Aunque en ciertos momentos he detectado una gran angustia, tristeza y desesperanza... tal vez esté iniciando una depresión, y si usted lo prefiere podemos plantear un tratamiento, pero antes de nada ¿me puede decir lo que le recetó el médico anterior?
- Sí... aquí tengo la receta -dijo mientras le extendía el papel.
- Recetado el 3 de abril...-musitó de forma distraída- ¡¿¡¿HALOPERIDOL?!?! - (fármaco para el tto de la esquizofrenia) exclamó poniendo los ojos como platos, pues no esperaba tal sorpresa- Disculpe... -continuó sin poder esconder una leve sonrisa- su amigo Juan... exactamente, ¿qué día tuvo el accidente?
- El 4 de abril...
- Amigo, tal vez esté de suerte, ¿cree en los milagros?
- Hmm... pues la verdad es que prefiero no creer en esas cosas, me gusta ser realista, ¿sabe doctor?
- Entiendo, sí... a todos nos suele atraer lo que nos resulta más dificil...
- Javier, hijo, ¿con quién hablas?
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2 comentarios:
La acabo de leer y, aunque le pregunto a todos los duendecillos que viven debajo de mi cama, no logro encontrar palabras.
Es.... real y de broma. Es ácido y doloroso pero le encuentro el punto de humor negro que hasta ahora solo he leido en unos pocos elegidos.
Increible.
Queremos mas....!
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